sábado, 26 de noviembre de 2011

Visitas. Capítulo 9.

No tardaron mucho en llegar a Washington, bueno si un par de horas, que pasaron lentas y tortuosas, debido al nerviosismo, de saber que era verdaderamente cierto, que Drew era traficante o que lo había matado algo sobre natural. Era verdaderamente una gran duda a plantear, aunque en el fondo bastante sencillo de resolver.
Abi se había dormido y ahora Pablo la sostenía en brazos hasta llevarla a la habitación de aquel hotel en el cual el Agente los había dejado, aunque claro él no se había ido, él estaba en la habitación del lado, por si intentaban escabullirse, por si escondían algo.
Pero más bien era el quien lo escondía. Y pronto lo sabrían.


Durante toda la noche Abi estuvo recorriendo aquella habitación de esquina a esquina nerviosa, no hacía más que pensar en todo lo que le había dicho el agente. No le creía, pero aun así le hacía dudar.
En la habitación nadie hablaba, simplemente se dedicaban a mirar unos a otros, Pablo miraba como Abi, caminaba de un lado a otro nervioso, lo que había que se pusiera de los nervios, se acercó a ella y la abrazo, esperando que así se tranquilizara un poco, ella recibió el abrazó con sorpresa pero a la vez con alivio,  pablo acerco su boca a su oído y le susurro:
-          Sabes…tus ojos son increíblemente hermosos…pero no los envido. Porque los tuyos no pueden ver la belleza que ven los míos. –Dijo esbozando una sonrisa y luego la miro a los ojos –Anda duerme, mañana sabremos de que va esto.
-          Si es que… eres perfecto. –Dijo sonriendo levemente y algo tímida, pues Andy estaba en esa habitación y Pablo se comportaba como si no estuviese. –No te separes de mi… -Dijo susurrándole.
Se giraron y Andy se había quedado cao, por lo que Pablo aprovecho para darle un dulce beso a Abi, un beso que calmo un poco aquel ambiente dudoso y serio. Ambos sonrieron y se metieron en la cama abrazados. Abi se dejó dormir como todos los días un poco más tarde apoyada en el pecho de él.
Pero de nuevo, no fue una noche tranquila, otra vez las pesadillas volvían a sus andadas. Ya no eran fondos negros, ahora solo se veía mar, mar y más mar, pero un mar oscuro, espeluznante, aterrador… de él se podía ver como algo comenzaba a salir a la superficie, un cuerpo, no llegó a ver de quien se trataba pero el subconsciente de Abi se lo podía imaginar. Pronto las imágenes de la pesadilla cambiaron y en ellas se podía ver una habitación de hotel, el hotel donde ellos se hallaban, pero no era su habitación, si no la del inspector de FBI.

 Miles de papeles volaban por aquella habitación debido a la fuerte brisa que entraba. Uno apareció en primer plano de aquella pesadilla, como si se hubiera estampado en la cara de Abi y decía así: ‘’Del Inspector no te fíes, para nada dice la verdad. Te quiero, Hermanita. Drew. ’’

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