miércoles, 28 de septiembre de 2011

De Plebeya a Princesa. Capítulo 1.


Era una mañana como otra cualquiera en La Villa,  el sol entraba por la ventana, la cual apenas tenía cristal, un niño hijo de los grandes, había aporreado la ventana con una piedra, y luego salió corriendo riendo escandalosamente, contento por su Azaña, por haber fastidiado a ‘’la escoria’’, siempre que venía un noble pasaba algo así, me molestaba, pero eran críos, nunca han pasado por lo que nosotros hemos pasado. Yo María LaSierra Iborte, llevo casi seis días sin comer, apenas he bebido agua, la poca que conseguí sacar del pozo , ya que casi no me quedan fuerzas, se la di a madre, la necesita más que yo, está enferma muy enferma, es la única familia que me queda, a parte de mi prima María.
Había Tratado de conseguir trabajo en Palacio pero dicen que apenas soy una cría de 15 años, me tuve que controlar, tuve con contener mis ganas de pegar a alguien en palacio pues sabía que si no me podrían ejecutar, y no quería que madre se quedará sola y mucho menos que viera morir a otra persona de su familia, como había pasado con padre, el cual fue ejecutado apenas hacía unos meses. Las escases de alimento en la villa es demasiado grande, muchos mueren, otros son ejecutados por robar una simple manzana en palacio y los que no viven con apenas agua y pan.

Visitas. Capítulo 8.

Verdaderamente lo era, era repulsivo, no sabía cómo los hombres podían tratar de aquella manera a esas mujeres. Como esclavas, muchas lo hacían porque querían, otras se veían obligadas por las deudas y para dar de comer a sus hijos, y otras simplemente las encontraron en la calle sin dónde ir, les mintieron y ahora hombres abusan de ellas a cambio de un par de billetes. Sí. Era un prostíbulo.
Una mujer o chica, tal vez por sus pintas no se podría saber si tenía 15  o 20, entraba en el almacén, en una puerta unos hombres la miraron y dieron la señal de que podía pasar, al parecer serían los guardias.

Le daban pena esas mujeres, Le hubiera gustado hacer algo pero sabía que tenía cosas más importantes de las que ocuparse, como por ejemplo, buscar al asesino de Drew, su hermano, su único hermano. Se había equivocado, ese chico, ese chico verdaderamente atractivo no era… simplemente sus ojos se parecían, dio un golpe seco contra el suelo y luego maldijo en voz baja. Cerró los ojos y dejo escapar varias lágrimas, apretó las manos, esas lágrimas eran de impotencia, tristeza, amargura… verdaderamente se sentía mal, no conseguía resolver el misterio de su hermano.

Estuvo allí llorando durante varios minutos, se había aferrada a Pablo como lo había hecho en otras ocasiones, apoyada en su hombro lloraba, cuando pronto oyó una voz.  Una voz que no conocía:

-          Ejem… Chicos, solo quería saber si habéis visto a este chico de aquí. –Dijo mostrando varias fotos, que verdaderamente le  impactaron a Abi, era su hermano. Varias fotos de su hermano, y una de ella y el. Sabía que no lo podría negar.

martes, 27 de septiembre de 2011

Información. Estaré un poco Ausente.

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Siento si estos días subo poco, o más bien, bueno casi no he subido ahora como veréis subí el segundo capítulo de Diario de una Mujer, espero que os guste comenten y eso...
Pues escribiré cuando pueda y tenga inspiración pues ando liada con el curso y esas cosas. Muchas veces llegas a casa y no te viene nada a la cabeza, hay que estar relajada y con ganas, para que te sientes frente al ordenador y teclees haciendo así que fluya tu inspiración. Que poético a sonado. Esos es todo. Recomendad mi blog, comentar y suscribiros si no lo estáis.
Saludos. La escritora.

DIARIO DE UNA MUJER. Capítulo 2.

La relación se volvió monótona, ya ni salíamos, simplemente comíamos juntos en la cafetería de la universidad y a veces ni eso. Me controlaba el móvil, con quien salía, cuando salía y me aconsejaba que amigos me convenían.
Antes de ir al último año de Bellas artes, todo cambió, parecía más dulce, volvía a ser el mismo, por lo que le di una oportunidad, una oportunidad en la cual acabaron sonando campanas, sonrisas, arroz, familia, viaje. En efecto nos casamos, todo era perfecto, mi madre estaba contenta por mí, hasta mi padre, incluso mi abuelo fue el que me llevo al altar, cosa de la cual me alegro.

Todo volvía ser  como antes, todo de COLOR DE ROSAS.  Pero para mí ver demasiado perfecto, demasiada felicidad, en un tiempo pensé que me estaba comiendo el coco, dejé la universidad, no sabía lo que hacía, solo sabía que quería pasar cada minuto, cada segunda de mi vida con él.