viernes, 27 de enero de 2012

De nuevo lo mismo, los mismo de siempre, creo que este amor secreto empieza a aumentar...

Antes de que leáis, estas dos últimas entradas que he subido, son pequeños fragmentos de una historia que estoy escribiendo pero no pienso subir, ¿Qué que voy a hacer con ella? No lo sé, pero no quiero subirla , aquí os lo dejo, dejadme vuestra opinión, criticas constructivas, pero eso si nada de insultos. Si no será borrado automáticamente. Espero que os guste.

‘’De nuevo lo mismo, lo mismo de siempre, creo que este amor secreto empieza a aumentar, y no se como controlarlo, siento ganas de contarlo, dejar que deje de ser secreto, decirle que le quiero más que a cualquier cosa de la faz de la tierra. Pero… ¿Y si a el no le gusto? ¿Y si cree que soy fe, o pesada? ,o tal vez simplemente no le guste. Tengo miedo. Tengo miedo al Rechazo. Se que el que no arriesga no gana, pero siempre afloran en mi las mismas dudas, los mismos miedos.

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Debería decirlo. Lo sé. Por ahora, me propongo a volver a estudiar, a ser la chica que estudiaba y aprobaba todas con bienes y notables, no eran brillantes, pero era mejor que aprobar con un Suficiente. O suspender dos. Me propongo tratar de ser la misma, pero sin olvidar, que algún día tendré que decírselo, o simplemente tratar de olvidarle a él también. Creo que será lo mejor, olvidarle, él no está echo para mi, pero se que nunca olvidare esa sonrisa ’’ 

martes, 24 de enero de 2012

Nervios , sorpresa ,vergüenza y miedo, sentí una vez, todo eso al escuchar una voz a través del teléfono.

Nervios , sorpresa ,vergüenza y miedo, sentí una vez, todo eso al escuchar una voz a través del teléfono. Por la maldita inercia, había marcado el número equivocado, estaba claro que esa voz no era de una chica y mucho menos la de mi mejor amiga.  Su voz. La voz de la persona más importante para mi, la persona que siempre he amado en secreto, o al menos yo siempre he creído que se trate de amor.
Silencio. Un Suspiro. 
Y por fin, tragué saliva y hablé.
 Hable nerviosa y despacio, pensando cada cosa que decía , no quería meter la pata, como otras veces anteriores , pero aún sorprendida y feliz por que respondiera él, tenía unas ganas tremendas de colgar enseguida. 
Vergüenza. De nuevo Silencio, ni una voz al lado de la otra línea, solo se oía mi respiración. Sabía que esto no podía seguir así.
Y una vez que me excuse con cualquier tontería, Colgué. Ese día de nuevo me había vuelto a pasar, estaba llena de dudas por solo escuchar su voz.

martes, 10 de enero de 2012

Primer concuros de Relatos. Lo tenía en mente y aquí está.

Bueno, no hago concurso siemplemente por qué este de moda, si no por que es algo que llevo tiempo queriendo hacer, pero no sabía de que hacerlo ni como.
Este concurso claramente es de relatos, y la temática pueden ser tres,
-La primera un posible final que os esperáis de Plebeya a Princesa o de Visitas, para saber el como creéis ustedes que yo voy encaminada para ello, no para tener ya un final que escribir y punto ¡NO!
-o bien podéis hacer una relato de temática el ''AMOR'' , pero ser originales, de unas 2 paginas máximo 3, Letra Times New Roman tamaño 12 debéis pasármelo por mi correo en Word , debéis dejadme vuestro Blog y tuenti en él.
-El premio será una mención en mi blog.
-Que ponga mi nombre en una de mis novelas, como protagonista secundario.
-Un evento recomendando tu blog, si no me lo he visto lo veré y así lo recomendaré y diré cosas buenas de él, si tienes Twitter te seguiré y también en el blog.
-Publicaré vuestro relato en mi BLOG.
-Te Afiliaré.
Mi correo es: paulahistorias@gmail.com
FECHA DE ENTREGA: 9 de Febrero.

lunes, 9 de enero de 2012

Capítulo 4. Parte 1.

Día 2.
Hoy me he levantado en la misma cama que el primer día, la diferencia es que hoy sabía ya que no recordaba nada. Me levanté y aun estando con aquel camisón me asome a la puerta, pues venían muchos ruidos de fuera, como si hoy palacio estuviera más despierto que nunca, pasaba algo.
Pero nada más mirar hacía afuera una sirvienta me abordó he hizo que me volviera a meter dentro, traía unas ropas en sus manos, y sin dejarme decir palabra comenzó a desvestirme, no entendía por qué no me dejaban vestirme hoy sola, me tape vergonzosamente pero la sirviente sin hacer caso omiso, me retiro las manos y empezó a meterme capas y capas de ropa, hasta finalmente dejarme con aquel precioso vestido colorbeis, muy claro, casi blanco, era indescriptible, era perfecto, nunca había tenido un vestido así, ni siquiera el de ayer que me lo habían dejado en ‘’mi’’ habitación era comparado a este. Pero… ¿A qué se debía tanta gala? Antes de que la sirvienta me hiciera sentarme frente al espejo y me comenzara a jalar de mis pelos le pregunté
-          ¿A qué se debe esto? ¿Por qué me he de vestir así? ¿Qué pasa?
-          Jean únicamente me ha dicho que te diga que… bueno, es ‘’Vuestro primer encuentro’’, yo no lo entiendo, pero supongo que tu si.
-          Sí. –Afirme. Recordaba que aquella mujer se llamaba Matilde, pero aun así pregunté. - ¿Vos sois la que me encontró en el jardín?
-          Sí, señorita.
No dije nada más simplemente dejé que aquella mujer me tirará del pelo, no sabía si lo hacía adrede o es que mi pelo estaba demasiado enmarañado. Me quejé varias veces, pero ella no hizo caso , simplemente una vez dijo ‘’ Señorita, siento los tirones, pero si está vez deja que te quite los nudos, para la próxima no dolerá tanto’’ Respiré hondo y dejé que ella siguiera tirándome del pelo.  Pero aun estando allí con una mujer tirándome del pelo la pregunta de ¿Quién era? Seguía presente, y yo trataba de convencerme a mi misma diciéndome ‘’Rebeca, eres Rebeca’’ Tenía que dejar de darle vueltas a aquel drama. Cuando ya estaba completamente absorta en mis pensamientos, un golpe en seco de algo que impacto contra el suelo y una dulce voz me saco de aquel estado.
-          Señorita, ya estás lista. Te acompañaré al Salón.
Me agarró de la mano y sin que yo pudiera replicar, y siquiera sin haberme podido  mirar al espejo, me guio hasta aquella enorme sala, una sala grande llena de gente, mesas. Una sala adornada como las pocas habitaciones que había visto de aquel palacio, con colores claros y miles de grabados en color oro y un techo bastante alto. No había visto el resto de las habitaciones, pues no había tenido tiempo para inspeccionar, pero daba por seguro que todas eran iguales.
Matilde me soltó y ella rápidamente se marchó, casi no me dio tiempo para decirle adiós con un simple gesto de la mano.
Varias personas se acercaron a mi y se presentaron formalmente, yo simplemente les salude con una reverencia y me presenté, la reverencia era torpe, pero poco a poco la fui perfeccionan hasta ser casi perfecta.
Un hombre vestido con ropas muy elegantes, tanto como las de mías, se acercó a mi y me sonrío, antes de que él se presentará me dio tiempo para fijarme en su rostro, era la viva imagen de Jean, solo que mucho más envejecido, por lo que supuse que sería su padre.
-          Señorita Rebeca. Permítame presentarme. –Quedo durante un minuto callado, como si tratará de buscar las palabras adecuadas, suponía que él también debía de hablar como si no me conociera, si es que antes me conocía. –Soy Alejandro Cromwell, Rey de Inglaterra.
-          Un placer conocerle. Yo, creo que ya me conoces. –Dije a la vez que pensaba, su cara me resultaba familiar, pero no por el echo de que se pareciera a Jean. -¿Usted podría decirme quienes son mis padres?
-          Sí. Pero esto es lo único que Jean me permitió contarte, pues no cree que demasiada información sea bueno para ti. –Dijo en un tono más bajo y luego siguió. –Vos sois hija de una mujer que servía aquí, era española, pero murió hace unos meses, estaba muy enferma, y por respeto a tu madre, ya que era una gran mujer decidimos no dejarte en la calle, y ahora vives con nosotros. Ahora sigamos como si esto no te lo hubiera contado, tiene que ser tal y como fue.
-          Gracias. Está bien.
Con un gesto empujo a alguien hacia mí, y ahí estaba, de nuevo. Jean frente a mi, aunque está vez le veía diferente, cambiado, o eso me parecía.
-          Señorita Rebeca, este es mi hijo Jean, él se encargará de que tu estancia aquí sea lo más agradable posible, y no se preocupe si tiene algún problema, no dude en hablar conmigo.
-          Gracias, pero no tenías por qué, creo que me las podré arreglar sola, soy muy independiente, o al menos eso creo.
-           Está bien, pero aun así si necesitas ayuda estaré por aquí. –Dijo Jean a la vez que se giraba y se iba.
-          Bueno, yo también he de retirarme, he de atender algunas cosas importantes.
Y se fue. Allí me quede en medio de una gran sala con más de treinta personas, y yo era la única que no se atrevía a hablar con los demás.