martes, 27 de septiembre de 2011

DIARIO DE UNA MUJER. Capítulo 2.

La relación se volvió monótona, ya ni salíamos, simplemente comíamos juntos en la cafetería de la universidad y a veces ni eso. Me controlaba el móvil, con quien salía, cuando salía y me aconsejaba que amigos me convenían.
Antes de ir al último año de Bellas artes, todo cambió, parecía más dulce, volvía a ser el mismo, por lo que le di una oportunidad, una oportunidad en la cual acabaron sonando campanas, sonrisas, arroz, familia, viaje. En efecto nos casamos, todo era perfecto, mi madre estaba contenta por mí, hasta mi padre, incluso mi abuelo fue el que me llevo al altar, cosa de la cual me alegro.

Todo volvía ser  como antes, todo de COLOR DE ROSAS.  Pero para mí ver demasiado perfecto, demasiada felicidad, en un tiempo pensé que me estaba comiendo el coco, dejé la universidad, no sabía lo que hacía, solo sabía que quería pasar cada minuto, cada segunda de mi vida con él.
 Era feliz. Tuvimos una hermosa luna de miel en Paris, la ciudad del amor, lo que hizo que mi amor creciera, que todo creciera, que fuera de Película. Demasiado Perfecto, me seguía repitiendo. Finalmente tenía razón era demasiado perfecto.
Empezó a llegar a altas horas de la madrugada, oliendo a alcohol, y con marcas de carmín por el cuello… Lo que hizo que yo enfureciera y comenzara a gritar, pues en principio lo aguante, pero hubo un momento que dije ¡BASTA! Y así fue, chillé, chillé y le recriminé, pero el no pudo estar quieto, no sé si fue a causa del alcohol, o conscientemente, pero ese fue el primer día que me pego, que abuso de mi… el primer día que no me respeto como persona, como su esposa.
Todo los días lo mismo, la misma cantaleta, intentaba defenderme, chillaba, pero no servía de nada, nadie hacía nada y yo tenía miedo, muchas veces vinieron vecinos pero el mintió descaradamente. Yo no sabía cómo pedir ayuda sabía que debía, pero tenía miedo, tenía miedo de sus amenazas…  ¿Pero verdaderamente vale la pena estar encerrada como un animal en casa, por un hombre al que parece que ni le importas?  ¿Verdaderamente vale de algo sufrir heridas a causa de eso? No, creo que no.
Un día el salió como todas las noches, yo salí de mi habitación caminando débilmente, únicamente vestida con una camisola blanca, en mi piel se apreciaban varios moratones e incluso algunas cicatrices…Tenía enormes ojeras lo que hacía parecer más evidente mi estado, por lo que no salía de casa, y él tampoco me lo permitía. Me acerqué al teléfono, lo descolgué, me mantuve con él en la mano varios minutos, volví a dudar y colgué, de nuevo lo cogí y marqué. Una voz amable me respondió, intentando tranquilizarme, pues al otro lado solo se oían mis sollozos, no pude decir nada. Colgué.



CONTINUARÁ….

2 comentarios:

  1. Una historia muy real, este tema me interesa bastante. Soy una feminista en potencia y odio a estos hombres que nos tratan de esta manera y nos ahogan la vida por que quieren. Bueh, me callo que me emociono y no paro xDDDD
    Te sigo ^^PD:Avisa cuando siguas subiendo ^^

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  2. Oh muchas gracias por tu comentario, la verdad que se me ocurrió escribir sobre esto por varias cosas que leí en esté blog http://nati-unmundodeverdad.blogspot.com/ es un blog muy bueno la verdad
    Y muchas gracias, si avisaré cuando suba y espero que se lean mis otras historias (:

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