martes, 16 de agosto de 2011

DIARIO DE UNA MUJER. Capítulo 1.

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Nunca había pensado que mi vida pudiera  dar un giro tan grande con apenas  18 años, estaba empezando una carrera, de dibujo, ya que eso era lo que me hacía sentir bien, sentir que servía para algo, sentir que iba a llegar bastante lejos, pero de pronto una persona se metió en mi vida e hizo que todos mis sueños, todas mis esperanzas se fueran a pique, convirtiendo mi vida en un INFIERNO.
Todo empezó aquel día, el día que buscaba todo para empezar las clases, las clases que pensaba que cambiarían mi vida. Ya había conseguido todo lo que necesitaba  pero aún me faltaba encontrar un lápiz de grafito, algo tan simple pero que en verdad me costó encontrar. Caminaba verdaderamente tranquila por la calle, buscando la librería la cual me indicaron que si les habían llegado esos lápices, cuando sin saber por qué me había distraído y me tropecé con alguien. Alcé la vista y lo vi, en ese momento me quede embobada, agarre la mano que él me tendió y entonces pude contemplar aquel rostro, el rostro que no pensé que fuera a estropearme la vida. Era moreno de ojos claros, azules, azules como el mar, era perfectamente guapo. Y las primeras palabras que cruzamos fue:
-                       - Lo siento, no veía por donde iba ¿Estás bien? –Me dijo.
Esas palabras nunca pensé que fueran malas. Pronto quedamos, hablamos durante mucho rato, hasta que ambos nos enteramos de que íbamos a la misma clase, estábamos ambos estudiando en, Bellas Artes. Pronto nos fuimos conociendo más en las clases, y pronto tuvimos ,si se puede llamar así, nuestra  PRIMERA CITA.
La cita, esa primera cita que no olvidaré, aunque luego el me haya arruinado la vida, esa fue la mejor cita que tuve en toda mi vida, una cita de PELÍCULA.
Os la contaré… Me había arreglado como para ir a cualquier lugar, pero de un modo especial, que él y yo únicamente entendíamos, apareció por fuera de mi casa con un ramo de rosas rojas, doce, ni una más ni una menos, un clásico… Luego me llevo a comer a un restaurante, en una mesa un tanto ‘’escondida’’ por así decirlo, para tener más intimidad… Y como no podía faltar… el paseo en la puesta del sol,  en la playa, agarrados de la mano, caminando, dándonos abrazos y llego el momento del beso, el primer beso, el primer beso y último que recuerdo haber recibido del que haya sido con amor, y posiblemente ese tampoco lo haya sido.
Y así comenzó mi infierno…

CONTINUARÁ.

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