domingo, 12 de febrero de 2012

De Plebeya a Princesa. Capítulo 4. Parte 2.

Sin decir nada, pasé delante del y comencé a caminar mirando el cielo, estaba azul aunque con un pequeño matiz gris. El me adelanto y se puso a mi altura, me miraba, yo simplemente le mire de reojo y seguí caminando.
-          Rebeca. –Dijo Jean, cuando hubo captado mi atención siguió. – ¿Puedes hablarme más de ti?
-          No sé. – Aquella pregunta me había pillado con la guardia baja, no sabía que decir, ya que no recordaba mucho pero un pequeño flash me vino, me gustaba leer, sí leer, lo que daría ahora por un buen libro. –Leer.
-          ¿Leer? –Preguntó en un tono que dejaba a la vista algo de sorpresa. –Cuando quieras… puedes hacer uso de la biblioteca. –Dijo esbozando una leve sonrisa.
-          ¿Cuál es tu favorito? –Pregunté.
-          ¿Libro?
-          Pues claro, que si no. –Dije riendo.
-          Mmm… no sé, Romeo y Julieta, Amor prohibido.
-          ¿Romeo y Julieta? No recuerdo haberlo leído.
-          ¿De verdad? Tienes que leerlo, te lo dejaré en cuanto termine de releerlo.
-          Vale. ¿Por qué te gusta tanto?
-          Preguntas mucho. Pero no es replica, considero eso una virtud. Me gusta por qué es algo que me llegará a pasar.
-          Bien.
-          ¿Y vos? ¿Cuál es tu favorito?
-          Los Tres Mosqueteros.
-          Muy buena elección.
Sí, un sí quedo atrapado en mis labios. No habíamos hablado mucho, pero lo poco que lo había echo, le había ayudado a recordar pequeños datos, aunque fueran cosas insignificantes, sabía que si no recordaba tendría que empezar una vida nueva, o más bien revivirla, cosa que estaba haciendo ahora.
Jean me adelantó y poniéndose frente a mí, me miro de arriba abajo y luego sonrío descarado.
-          Estás preciosa, para que mentir, eres preciosa.
-          Casi no te conozco. –Musité.
-          Pero aunque no te conozca, no quiere decir que no sepa reconocer, cuando una señorita como tu es bella.
-          Oh… -Solté y sin darme cuenta estaba sonrojada, si estaba comprometida con el, ahora entendía una de las razones del por qué.
Sonreí y seguí caminando a la vez que pensaba, de nuevo, no había un momento que miles de preguntas se pasaran por mi cabeza. El seguía ahora a mi lado sin decir nada, aunque varias veces soltó una risa, me miraba, aunque a decir verdad no sabía el porqué de su risa.
-          ¿Te estás riendo de mí? –Dije inconscientemente, por un momento dije lo que pensaba en alto.
-          ¿Yo? No. –Dijo algo serio.
Al oír su tono, y como su cara cambió no pregunté más, de echo tampoco quería preguntar. De nuevo nos encontrábamos en la parte este de aquel castillo, y de nuevo me senté al pie del árbol del día anterior. Parecía ser que ese lugar iba a ser su favorito, el lugar donde iba a acudir cada vez que se sintiera desorientada, y sabía que eso ocurriría muchas veces,  cuando me sintiera triste o incluso cuando me sintiera feliz, y por ahora solo lo había compartido con mi ‘’prometido’’.
-          Me reía de tu reacción. –Dijo cuando llego al pie del árbol, pues antes se había quedado un poco más atrasado. –La otra vez también reaccionaste igual…
-          Está bien…
De nuevo, pasó lo mismo que el día anterior, se sentó junto a mí y esperamos hasta que atardeciera, pero este día fue diferente. Yo fui la primera en levantarme para irme, antes de poder seguir caminando me agarró de la mano y de nuevo me hizo girar sobre mi misma y me besó, pero esté beso fue diferente a pesar de que en esta vez si seguí el beso sentí que está vez ambos disfrutábamos del momento, fue mágico.

2 comentarios:

  1. Me gusta mucho!! :)
    un poco corto pero esta genial xDD

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si Es que mi imaginación a veces no da para mucho, pero espero poder seguir escribiendo pronto de mis otras historias :)

      Eliminar