Era una mañana como otra cualquiera en La Villa, el sol entraba por la ventana, la cual apenas tenía cristal, un niño hijo de los grandes, había aporreado la ventana con una piedra, y luego salió corriendo riendo escandalosamente, contento por su Azaña, por haber fastidiado a ‘’la escoria’’, siempre que venía un noble pasaba algo así, me molestaba, pero eran críos, nunca han pasado por lo que nosotros hemos pasado. Yo María LaSierra Iborte, llevo casi seis días sin comer, apenas he bebido agua, la poca que conseguí sacar del pozo , ya que casi no me quedan fuerzas, se la di a madre, la necesita más que yo, está enferma muy enferma, es la única familia que me queda, a parte de mi prima María.
Había Tratado de conseguir trabajo en Palacio pero dicen que apenas soy una cría de 15 años, me tuve que controlar, tuve con contener mis ganas de pegar a alguien en palacio pues sabía que si no me podrían ejecutar, y no quería que madre se quedará sola y mucho menos que viera morir a otra persona de su familia, como había pasado con padre, el cual fue ejecutado apenas hacía unos meses. Las escases de alimento en la villa es demasiado grande, muchos mueren, otros son ejecutados por robar una simple manzana en palacio y los que no viven con apenas agua y pan.