sábado, 3 de diciembre de 2011

De Plebeya a Princesa. Capítulo 2.

Se empezaban a oír murmullos,  murmullos que pronto se convirtieron en gritos. Aunque verdaderamente eran lejanos. Me sentía tan cómoda, aún no había abierto los ojos, pero sabía que ese lugar tenía que ser un palacio, pues donde yo estaba tumbada, era un lugar muy blando y cómodo, demasiado perfecto para ser real. Tenía miedo pero a la vez no.
Finalmente abrí los ojos. No me había equivocado, esa habitación era perfecta. Tenía muchas cosas de oro, o de color oro, no lo sabía, pues nunca había estado en una habitación como aquella. Era preciosa. La recorrí con los ojos sin encontrar a nadie. No sabía cómo había llegado allí, y mucho menos cuanto tiempo había estado allí. Siquiera recordaba quien era. Era algo que nublaba mi mente. Algo que no podía  recordar. Solo recordaba un golpe, me había dado un golpe, pero nada más, ni como me llamaba ni de donde era, nada. Me dolía la cabeza.
Me levante mientras miraba curiosa de nuevo aquella habitación, aunque aún con la duda de quién era. No pude evitar acercarme hasta un pequeño cofre, lo acaricie con la mano y luego lo abrí. Fascinada no pude evitar coger uno de los colgantes que estaban en él, sin saber si estaba bien o no, me lo puse.
 Justo cuando lo tenía en mi cuello, unas manos me agarraron por la cintura y me hicieron girar sobre mi misma, para así encontrarme frente a frente con la persona a la que pertenecían aquellas manos. Era bellísimo. Se trataba de un joven de posiblemente dos años más que yo o tal vez incluso la mía. Era bastante alto, le recorrí con la mirada tratando de recordar, pero no le reconocía, no recordaba haber visto nunca aquellos ojos azul eléctrico, y mucho menos aquel pelo tan rubio, el mío era rubio pero no tenía aquel brillo, aquel brillo que le daba un parecido al oro. Sus rasgos eran perfectos, sus labios eran finos, pero verdaderamente seductores.
No le recordaba, pero el al parecer a mi si, antes de que pudiera terminar de recorrer su cuerpo con la mirada, el me agarraba de la barbilla y me besaba dulcemente. Yo no moví siquiera los labios, pues para mi él, era un completo desconocido.  Me aleje del, al ver que este ya dejaba de besarme.
-          Yo… no os recuerdo. ¿Quién es usted?
-          Princesa, no, ¿no me recuerdas?  –Me dijo mirándome con aquellos ojos tan irresistibles.
-          No, por más que lo intento no. Dime, ¿Cómo os llamáis?
-          Jean, mi nombre es Jean, soy tu prometido, Princesa.
-          No recuerdo… ¿qué me ha pasado?
-          Matilde te ha encontrado en el jardín, paseabas cuando te tropezaste con una pala que el jardinero dejo tirada, y te diste un fuerte golpe. Pero tranquila, no volverá a pasar. Ahora lo único que importa es tu salud, pronto recordarás.
No sabía que decir, no recordaba nada, pero él decía la verdad o al menos eso me parecía, sin poder evitarlo solté algunas lágrimas, y me abrasé a él como si le recordará, como si nada hubiera pasado. Pero de pronto me acordé que no sabía cómo me llamaba, ni qué edad tenía, aunque la supuse, mi rostro no aparentaba mucho más que 15 o 16 años, me había visto reflejada en un espejo que estaba en aquella cómoda, mi rostro reflejaba inocencia.
-          Jean… ¿Me podría decir cómo me llamo? ¿Quién es mi madre, y padre? ¿Este palacio es vuestro?
-          Cariño… -Aparecieron varias lágrimas en su rostro, pero se las seco rápidamente antes de que yo pudiera sentir sentimiento de tristeza alguno.- Rebeca, te llamas Rebeca. Iremos poco a poco, no creo que convenga decirte muchas cosas, el medico ha dicho que tenemos que recordarte cosas poco a poco, no hay prisa mi vida. Si , este palacio es mío, bueno de padre. Tú serás la futura Princesa de ________.   Luego saldremos, te quiero enseñar un lugar.
Asentí. Era increíble que no pudiera recordar a mi prometido, ni como me llama. Rebeca, mi nombre es Rebeca, como no le podría haber recordado. Me lleve las manos al cuello y me quite aquel colgante, se lo devolví a Jean y como si me conociera aquel palacio salí de la habitación. El caminaba tras mí, pensé que me seguía para ver que hacía, pero no, tenía al parecer depositaba confianza en que yo pudiera recordar cada habitación de aquel palacio.  Miraba cada detalle de aquellos pasillos. Los techos eran altísimos y las paredes estaban decoradas de la misma forma que la de aquella habitación, era sumamente perfecto, me acerque a una puerta, la abrí.

Por otro lado Jean caminaba por el enorme pasillo que iba directo a los aposentos de la Reina, su madre. Toco la puerta dos veces y finalmente su madre le dio paso. Como siempre se hallaba frente a su espejo contemplando su hermosa belleza, pero al ver a su hijo esta frunció el ceño y se giró ahora seria.

-          Hijo, antes de que hables, no estoy de acuerdo con nada de lo que estás haciendo, tu sabes perfectamente que tu deberías estar casándote con la hija del duque, y no una pordiosera cualquiera, una que no sabe siquiera quien es, ni te recuerda, Y tú sabes perfectamente que ella tarde o temprano recordará y te abandonará.
-          Mamá sabes perfectamente que detesto a la hija del duque, es justo lo contrario que yo desearía, y seguro que esa pordiosera es millones de veces mejor que ella, por favor mamá, dame una oportunidad, verás que no haré poner en peligro tu reputación.
-          Ya lo estás haciendo, que dirás, ¿que se llama Rebeca, y que la encontraste en España, tirada en el suelo? , Además, siquiera se llama Rebeca, no sabes cómo se llama. No sabes quién es, ¿y si es una  meretriz?, sabes perfectamente que eso afectaría.
-          Mamá, aún tengo 17 años, para casarme aún queda, y sabes perfectamente que se tomar decisiones por mí mismo.
-          Deberías casarte con la hija del duque y lo sabes.

2 comentarios:

  1. UUUUUUOOOOOOOOO, ME ENCANTA *__*
    En una historia que estoy escribiendo también hay un chico de ojos azul eléctrico, aunque de príncipe tiene poco JAJAJAJAJAJAJAJAJA Es un poco psicópata...

    Bueno, continúo con mi crítica constructiva.
    Creo que las cosas están pasando a un ritmo MUY rápido y a los lectores no nos da tiempo a entrar en el escenario e imaginarnos la situación. Tienes que ir poco a poco, introduciendo descripciones (la del chico estuvo fenómeno) y explicando más todo.

    Uhm, el comportamiento de ella...bueno, si yo me despertara y no recuerdo nada y un tío me besa y me suelta un rollo de que soy una princesa...vamos, que me rio en su cara. ¡Y desde luego no lo abrazo! En plan, es un desconocido .-. Es como irreal, no es creíble que un comportamiento sea así.

    Espero que no te tomes a mal estas críticas, solo pretendo dar mi opinión y ayudarte a mejorar. No tienes si quiera porqué hacerme caso, no soy una profesional, solo otra novata más que tiene 5.000 fallos, igual que todas.

    Y aunque critique, me está enganchando la historia, espero que sigas publicando porque puede salir una obra maestra de esto.

    Besitos!

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  2. Jajaja, ¿La tienes en blog, o en el tuenti ? Puede que me pase a verla.

    Ya ya se, pero empece a escribir y era esto que me salía solo, y sin darme cuenta los detalles los pasé por alto, lo sabré para la próxima vez.

    El comportamiento de ella, sí es extraño, pero claro es un poco en plan, que se lo cree y no sabría que hacer, y el primer impulso de ella es abrazar a alguien.

    No no me las tomo a a mal las agradezco, me gusta saber la opinión de los lectores para así poder mejorar y darles lo que me gusta, pero que a mi también me guste.

    Son criticas constructivas al fin y al cabo se agradecen, aunque te toquen la venita creativa, pero enserio las agradezco. Espero poder seguir escribiendo, poco a poco pero lo haré, no pienso poner en peligro mis estudios por escribir todos los días ya sabes.

    ¡MUCHAS GRACIAS!

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