domingo, 7 de agosto de 2011

Un Nuevo Destino. Capítulo 2.

Sentí unas manos frías tocándome la cara, no veía nada, salvo algo brillante colgando del cuello, un collar, con una cruz colgando, lo había visto antes, pero no tenía tiempo de pensar en ello.

Tenía miedo, no sabía que hacer, se me habían paralizado todos los músculos, y no podía articular una sola palabra de ayuda.

De repente esa cosa me soltó, y salió por la ventana.
Era un chico ¿Normal? No, desde luego que no. El tenía algo especial, no bueno pero era especial a su manera. Aunque aparentaba ser normal.

Un par de segundos después mi abuela entró por la puerta.
Ahora entendía por que se fue, y dejo de hacer lo que quiera que hubiera venido a hacer, conmigo…

-          Paula, ¿Qué haces despierta a estas horas?
-          No puedo dormir.
-          Intenta descansar. Bueno, ahora supongo que tendré que darte uno de tus regalos.
-          No abuela, esperaré hasta mañana como todos.
-          Vale, mañana te lo daré.-Se fue.

No dormí en toda la noche, permanecí con la luz encendida, alerta por si esa cosa volvía a atacar. No podía apagarla, tenía miedo.
A penas cerraba los ojos, los volvía a abrir, por mucho sueño que tuviera, no podía dejarme dormir, y no lo hice.
Pasaron las horas lentas, pero al fin amaneció, y toda mi familia ya había bajado al salón.
Exceptuando mi hermano que montó un numerito para levantarme, algo molesto, pero este bajo antes que yo.

Tenía un aspecto horrible, me hice una coleta y me puse un poco de anteojeras, y bajé.

-          Hola abuela.-Dije
-          Paula, mira esto es para ti.-Dijo entregándome una caja.

Yo la abrí. Dentro había un collar en forma de gota roja, aparentemente me imagine que sería una gota de sangre. Pero me gustaba. Era Preciosa.

-          Es precioso.-Dije sinceramente, sonriendo.
-          Fue mío y quería que tú lo tuvieras.-Sonrío.
-          Gracias abuela, ¡Me encanta!
-          Tus padres, tu abuelo y yo, tenemos otra cosa para ti.
-          ¿Otra más?
-          Esto te va a encantar.
-          ¿Eso es a lo que te referías con que sería mi gran día? ¿Por un regalo que me iba a encantar?
-          Si, ¿Qué pensabas?, Bueno da igual, Sígueme.

Caminamos hasta el Jardín, allí estaban mis primos, mis padres, mi abuelo y mi hermano.

-          A ver, ¿Qué es?
-          Lucas.-Dijo mi abuela a mi padre.

Entonces todos se separaron y dejaron a descubierto un gran maravilloso caballo, de un color marrón precioso, con reflejos rojo sangre. Era fuerte, perfecto, era el caballo que siempre había soñado. Y en la cabeza tenía una marca blanca. ¡Era Precioso, Perfecto!

Mis padres sabían que quería un caballo, aunque hubiera tenido esa pequeña caída el año pasado, se me daba igual quería uno y ya lo tenía.

-          ¡Abuela! Me encanta, ¿era esto a lo que te referías con que sería mi gran día? Y tu papá ¿con qué serían unas navidades especiales?
-          Pues nos referíamos a esto ¿A qué si no?.-Dijo mi padre.
-          Pensaba…
-          Da igual lo que pensaras, es esto y ya está.
-          Ya bueno…¿puedo montar con…?¿Tiene nombre?
-          Esperábamos que se lo pusieras tu.-Dijo Rocío.
-          No se…’’Blood’’ es sangre en Inglés…Sara ¿Quieres venir conmigo a montar?-No se por que la invite, pero me apetecía.

Ensillé mi caballo, y ayude a Rocío a montar sobre él, después de haberme montado yo. Nos dirigimos hacia el pueblo, o más bien a los alrededores del pueblo, sentía la brisa en mi cara, al montar en caballo me sentía libre, era una sensación que me encantaba.
Nos paramos en los alrededores:

-          Rocío, ¿Por qué siempre nos hemos llevado mal?
-          Te tenía envidia…
-          ¿De mi?
-          Si , tienes unos padres geniales, y la abuela te quiere mucho.
-          Y a ti también. Somos las más pequeñas. Y el año pasado te toco a ti el gran regalo.
-          Si, es verdad.-Sonrío.
-          No sabía que supieras montar.-Dijo una voz detrás de nosotras.

Miramos instantáneamente hacía detrás al oír la voz y vimos a Aaron.

-          ¡Aaron!.-Sara se bajo del caballo, saltó y se dirigió hacia donde estaba Aaron.
-          Hola Rocío. Hola Paula.
-          Hola.-Dije bajándome despacio y cogí las riendas del caballo para que no se fuera. Camine hacia ellos.-¿Qué haces aquí?
-          Espera un momento.-Nos miró a ambos.-¿Ya os conocéis?
-          Si, tuvimos un pequeño encuentro en el pueblo.-Dijo el sonriéndome.
-          Así me ahorro presentaciones.
-          Si, ya Rocío. Nos tenemos que ir, la abuela no querrá que nos estemos mucho.-Mentí.
-          ¿Ya os tenéis que ir?
-          Si, nuestra abuela es así. Y Paula una aburrida respeta reglas.-ella se río y yo la miré mal.
-          Anda…Rocío vamos.
-          Adiós Aaron.-Dijimos al unísono.

Tras media hora de camino, en caballo, llegamos a casa de la abueña.
Guarde a Blood en los viejos establos que tenía mi abuelo. Me pasé horas en el establo acariciando a Blood, peinándole…
Por unas horas me olvidé de aquel hombre cosa o chico que se abalanzo sobre mí. Me dio miedo.
Pero creí que sería mejor olvidarme de eso.
Sin apenas darme cuenta, me quede dormida en el establo al lado de Blood.

Me despertó un ruido, me levante y de nuevo me encontré con la silueta ed la misma persona que se abalanzo sobre mi la noche anterior. No se veía la cara iba con una capa que le cubría la cara y toda la ropa, sentí algo en el cuello, y luego… no recuerdo nada más.

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