lunes, 8 de agosto de 2011

Un Nuevo Destino. Capítulo 3.

Me desperté desorientada, no sabía nada de lo que había pasado en verdad si lo sabía, pero en ese momento solo podría preocuparme, por el fuerte dolor que se hallaba en todo mi cuerpo, y en la sangre que salía de mi cuello. Intenté levantarme, pero me dolía tanto que solté un alarido de dolor.

-          Paula, ¿Qué te ha pasado?-Dijo mi madre.
-          No lo sé, no recuerdo…Pero…me duele todo.
-          Te llevaremos al hospital del pueblo.-Dijo mi padre.
-          Llamad a una ambulancia, no me puedo mover.-Dije en un hilo de voz.

No tardó mucho en llegar una ambulancia, los técnicos de la ambulancia me metieron en esta con todo el cuidado posible.
Llegamos al hospital. Allí me vendaron la herida del cuello, me hicieron radiografías.
No tenía costillas rotas, pero si fuertes moratones en el cuerpo.
Me pusieron un yeso en el brazo ya que me lo había roto. Me tenía que quedar en el hospital un par de días.
Los médicos se quedaron confusos al ver la herida de mi cuello, por lo que pude oír, ya había venido gente con heridas parecidas a las mías.

En los días que estuve allí me visitaron mis abuelos, mis primos, mi hermano; incluso recibí una llamada de mi mejor Amiga desde Tenerife.
Pero la más confusa fue la visita de Aaron.

-          Hola Paula.-Saludo él.
-          Hola, ¿Qué haces aquí?
-          Venir a visitarte creo yo ¿no? ¿O estoy privado de ello?
-          No claro que ùedes venir, pero me resulta extraño, puesto que apenas te conozco.
-          Bueno…Me dijo Rocío que habías tenido un pequeño ‘’accidente’’… ¿Cómo estás?
-          Me encuentro mejor pero aun me duele el cuello, y la mano…
-          ¿El Cuello? ¿Qué te paso?
-          No sé. Si el cuello… Me desperté en el establo con sangre en el cuello y un dolor terrible en todo el cuerpo.
Frunció el ceño.
-          ¡Culpa tuya! ¿Fuiste tú el que me ataco en el establo y me ha hecho todo esto?
-          Veo que  lo de decir que es culpa mía sirvió para que me dijeras que pasó.-Río, había dicho lo que paso, por un simple descuido mío, era muy inteligente, o tal vez yo muy ingenua…es extraño.
-          Si, ya lo creo, yo no he hecho nada, mañana me dan el alta.

Entro la enfermera.

-Se ha acabado en turno de visita, ya hablaréis mañana.
Esa noche, intenté dormir un poco pero no pude, mis pesadillas me atacaban e invadían mi sueño,  por lo que no podía dormir en paz.

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